Una extensa revisión de la literatura muestra que la espiritualidad mejora la función inmune, aumenta la sobrevida, disminuye los síntomas de la enfermedad y los efectos adversos del tratamiento, y mejora la calidad de vida en el paciente con cancer.
La experiencia espiritual se asocia con cambios en la actividad eléctrica del cerebro, así como en su sistema serotoninérgico. De la misma forma, se asocia con cambios en marcadores inmunológicos como la IL-6, la inmunoglobulina A, cortisol, actividad granulocítica, linfocitaria y NK.
Es concluyente que la espiritualidad favorece estilos de vida y comportamientos más sanos, lo que se asocia a un menor riesgo de enfermedades y a una actitud diferente cuando se pierde la salud, por lo que se justifica que sea incluida en los programas de apoyo para pacientes oncológicos.
El paciente oncológico debe aprender estrategias que le faciliten hacer cambios en su vida, como son la meditación, formar parte de grupos de apoyo, así como, enriquecer su relación con Dios a través de la oración.
El Instituto Mente-Cuerpo de la Universidad de Harvard, ha estudiando desde hace mas de 30 años el poder de la oración y se ha focalizado específicamente en el efecto que tiene sobre el cuerpo la meditación. Reportó, que todas las formas de oración producen una respuesta de relajación que combate el estrés, calma el cuerpo y promueve la sanación.
Nuestro centro cuenta con un Grupo de Apoyo Espiritual, integrado por pacientes con cáncer en diferentes etapas de tratamiento y recuperación, las que se reúnen periódicamente para cultivar principios espirituales, aprender a fortalecer la mente y las emociones, para enfrentar la enfermedad con una actitud victoriosa.
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